Siente la exclusividad de alojarte en un hotel boutique

Alojarse en un pequeño hotel, con encanto, con una decoración cuidada, un estilo muy sofisticado y que el personal te ofrezca un trato exclusivo es el sueño de muchos viajeros. Si también es el tuyo, no lo dudes, lo que necesitas es un hotel boutique. Hay mucha confusión en cuanto a esta categoría, pero vamos a tratar de clarificar un poco el concepto.

Historia

En 1984 cuando Ian Schrager y Steve Rubell abrieron el primer hotel boutique en Nueva York nadie daba ni un duro por la propuesta. En ese momento la nueva ola lo que traía era impresionantes y megalíticos edificios que sacrificaban el carácter personal de las estancias. No obstante estos dos visionarios fueron en contra de esta tendencia e inauguraron en la Avenida Madison de Nueva York el Morgans, que sería el primero de una serie de hoteles estrafalarios y singulares.

Muy pronto la moda se fue extendiendo hasta llegar a Europa, donde ya contábamos con pequeños hoteles con encanto, pero se les comienza a dar ese aire sofisticado y de trato directo con el cliente, que definitivamente define a un hotel boutique. Fue en 1991 cuando el británico 42 The Calls en Leeds abrió sus puertas, convirtiéndose, en el primer establecimiento de este tipo en Europa. Se habilitó un antiguo molino y se ofrecía a los huéspedes una estancia diferente a lo que se conocía hasta ese momento.

Características

No es que esté definido exactamente cómo deben de ser los hoteles boutique, pero normalmente cumplen una serie de características comunes:

• Suelen ser pequeños, nunca de más de 100 habitaciones.
• Tienen una sensibilidad estética especial o están diseñados por arquitectos de renombre como la Casona Camino Real De Selores, en Cantabria, que ha sido diseñada dándole un espíritu contemporáneo, pero manteniendo la esencia de la antigua casona del siglo XVII sobre la que se levanta.

• Tienen una arquitectura singular o utilizan una antigua estructura. Al igual que The Calls, el Molí del Mig, en Girona,  se asienta en un antiguo molino. Mantiene una arquitectura totalmente integrada en el entorno natural y utiliza técnicas de ahorro energético.
• Estos hoteles están abiertos al público local que se deja caer por sus restaurantes o cafeterías para “ver y ser vistos”. Como el modernista Room Mate Emma en Barcelona, ubicado en pleno centro y junto a las mejores tiendas de diseño. O el Radisson Blu Hotel de Madrid, en el llamado Triángulo del Arte, donde es común ver a importantes personalidades del sector.
• Imprimen un espíritu contemporáneo y cuidan cada mínimo detalle de sus habitaciones haciéndolas diferentes. El Bosque de la Anjana, en Cantabria, por ejemplo, desarrollan una historia de hadas en torno al hotel que da nombre a sus habitaciones, en lugar de los tradicionales números.

El gran Scharger que finalmente se ha convertido en un gurú de los hoteles boutique continua abriendo este tipo de establecimientos, como el Delano en Miami, el Mondrian en Los Ángeles o el Gramery Park en Nueva York diseñado por Julian Schnabel. En definitiva lo que un hotel boutique consigue es que el alojamiento se convierta en un destino en sí mismo.