El hotel más estrecho del mundo

Un buen número de ciudades españolas exhiben ante los ojos del viajero cascos antiguos íntimos y recoletos, conformados a base de calles de trazado caprichoso, a veces angostas, otras veces estrechas y, en muchas ocasiones, sinuosas, a la hora de caminarlas. En efecto, las huellas de la Edad Media, de la dominación árabe o de la fuerte influencia judía nos legado un extenso catálogo de ciudades con centros históricos que nos trasladan en el tiempo, salpicados de palacetes, casas nobles o viviendas humildes, construidas según las pautas de otros tiempos, con plantas largas y estrechas, patios umbríos y estancias constreñidas en muy pocos metros cuadrados.

En muchos rincones de estos viejos enclaves, impregnados de historia y de tradición, nos topamos con hoteles con encanto, que suman a su atractivo la singularidad de seguir la estructura de aquellas viejas casas o incluso estar asentados en los viejos muros centenarios que aún siguen en pie. Todo ello nos lleva a encontrar hoteles románticos, históricos, pero también imposibles y extremos en su distribución y estructura en Valladolid, en Madrid, en Toledo, en Segovia, en Sevilla, en Córdoba o en Granada.

En Granada se ubica el hotel más estrecho del mundo, según acredita la obtención del Record Guinness, un establecimiento que se sitúa en uno de estos solares con vestigios de otra época. Hablamos del Hotel Molinos, emplazado en pleno centro de Granada, en el barrio del Realejo, muy próximo a la Alhambra y a casi todos los puntos de interés turístico de la ciudad. El Hotel Molinos tan solo tiene entre 5 y 5,2 metros de ancho, según la parte de la finca en la que efectuemos la medición, con un fondo de 16,4 metros. Por su planta, más que un hotel casi parecería un vagón de metro, largo y estrecho.

Parece asombroso, pero en el hotel más estrecho del mundo caben 9 habitaciones, distribuidas en tres plantas, y todos los servicios básicos que puede precisar un hotel.