La Costa Vasca en Vizcaya

La costa de Vizcaya está dibujada por impresionantes acantilados y playas de dorada arena con importantes puertos pesqueros y deportivos.

Portugalete es capítulo obligado en el pasado, presente y futuro del País Vasco. El devenir de Portugalete ha estado ligado a la ría, por lo que no es extraño que junt a ésta se encuentren sus edificios y monumentos más significativos, la mayoría de los cuales se pueden visitar a pie, en un radio de 500 metros desde el renombrado Puente Colgante y que constituyen un conjunto único; destaca, además del mencionado puente, la Basílica de Santa María, la Torre de Salazar y numerosos edificios señoriales.

Getxo está estratégicamente comunicado, a tan sólo 10 minutos de Bilbao. Destaca su patrimonio arquitectónico con bellos edificios de diferentes estilos europeos, donde resalta la figura del espectacular Puente Bizkaia, primero del mundo en su género y punto de partida del atractivo frente marítimo. Continuando el paseo costero se hallan el puerto deportivo y el entrañable Puerto Viejo pesquero, al final de la playa de Ereaga.

Gorliz es un municipio con gran tradición de ocio, veraneo y turismo, debido a su privilegiado entorno en el que se encuentran su playa y bahia, de aguas calmas y óptimas condiciones de seguridad y accesibilidad, ideal para deportes naúticos como el windsurf o la natación.

Bermeo es un pintoresco pueblo pesquero situado en la falda del monte Sollube, siendo puerta costera de la Reserva de la Biofera del Urdaibai. El ritmo de vida y el carácter de sus gentes están muy marcados por su relación con el mar, siendo la mayoría de sus recursos turísticos aquellos relacionados con el puerto, la pesca y el mar.

Mundaka está situada en la desembocadura de la ría de Mundaka, a 25 km. de Bilbao. Tiene un coqueto puerto natural alrededor del cual se desparrama la casería del pueblo con intrincadas callejuelas, típicas casas de pescadores.

Finalmente, Gernika-Lumo es una villa con una personalidad propia muy notable. Es la capital hsitórica del País Vasco por su Árbol milenario, símbolo de las viejas libertades vascas y por el trágico bombardeo de 1937, que se inmortalizó luego en la obra de Picasso