¡Turismo de todos y para todos!

3 Jun 2013 Jennifer García Sin Comentarios

Tal y como reza el primer artículo de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos”. Y precisamente el descanso y el disfrute es uno de los derechos que todos debemos disfrutar.

Por ley, las personas con cualquier tipo de discapacidad deben tener garantizado el acceso a los edificios de las instituciones públicas, para que independientemente de su minusvalía, puedan hacer las mismas gestiones que cualquier otro ciudadano. Pero este derecho no debe quedarse simplemente en los edificios públicos. En pleno siglo XXI, es necesario que cualquier inmueble esté adaptado a todo tipo de personas. Y precisamente hoy queremos extender este derecho a los hoteles.

Hoteles accesibles

Por estas instalaciones pasan cada año millones de personas, cada una con unas necesidades y unos problemas físicos diferentes. Por eso es imprescindible adaptar a estas personas los hoteles. Hacerles una estancia agradable y sencilla está en manos de los hoteles. Por eso, es necesario que las instalaciones tengan un mínimo de compromiso con ellas y con aquellos que sin tener ninguna discapacidad, vean mermada la capacidad de movilidad (tercera edad, personas impedidas por una escayola…).

¿Cómo debe adaptar sus instalaciones un hotel? Para empezar, si en el trayecto de un recorrido hubiera alguna escalera, debe contarse con un itinerario alternativo (rampa o ascensor) que facilite el desplazamiento. De igual forma, el suelo tiene que estar construido con materiales antideslizantes para evitar caídas fortuitas. En cuanto a las escaleras, es necesario que cuenten con dos pasamanos que ayuden a los clientes a agarrarse en la subida o bajada: uno a la altura de entre 65 y 75 centímetros y otros entre los 95 y 105 centímetros.

Las rampas alternativas a las escaleras deben tener un ancho libre mínimo de 120 centímetros y no superar una longitud superior a los 9 metros. Al igual que los escalones, a uno de los lados es imprescindible un pasamanos que facilite el desplazamiento a quienes hagan uso de la rampa.

Las puertas son uno de los elementos qué mejor adaptadas deben estar para sobre todo aquellos discapacitados que se muevan en silla de ruedas. El ancho debe tener como mínimo 80 centímetros y un sistema de apertura fácil (nunca manillas de pomo). El espacio anterior y posterior a la puerta tiene que ser de 150 centímetros como mínimo para facilitar el desplazamiento a las personas que no se muevan a pie. De esta misma forma el acceso a la puerta principal del hotel tiene que estar garantizado. De ser una puerta giratoria, el hotel debe contar con otra alternativa por la que puedan entrar personas que este sistema se lo impida. Cuidado, como puerta alternativa no cuentan las de la cocina o el garaje, de ser así, no sería un establecimiento hotelero de calidad.

Las habitaciones deben disponer el mobiliario de tal forma que queden espacios libres de 80 centímetros. Los enchufes tienen que estar a una altura de entre 50 y 110 centímetros y el sistema de apertura del armario será preferiblemente con puerta corredera.

Los baños y aseos tienen que tener en cuenta varios puntos. En primer lugar el inodoro debe estar a una distancia del suelo de entre 40 y 50 centímetros con unas barras laterales, ambas a 70 u 80 centímetros de altura y a 65 de distancia una de la otra. El lavabo y los accesorios, también deben tener unos centímetros máximos de espacio con el suelo: entre 69 y 72 el primero y de 50 a 110 los segundos.

Como vemos a menudo en nuestras calles, en los hoteles también deben quedar plazas de aparcamientos reservadas especialmente para ellos. Con unas características diferentes a las comunes, tienen que tener una anchura mínima de 2.20 metros y estar ubicadas cerca de la entrada al hotel.

En los últimos años se ha avanzado en este sentido. Comprometidos y solidarios con aquellos que no tienen las mismas facilidades para desplazarse, cada vez son más los hoteles que adaptan sus instalaciones para ellos. Aunque hay que mencionar que son sobre todo los hoteles de cinco estrellas los que más trabajan para lograr que sus estancias resulten lo más cómodas posibles.

Un estudio de la Accesibilidad de los Hoteles de Gran Canaria de 2004, revelaba que un 66% de los hoteles estaban adaptados a personas con discapacidad o mayores con movilidad reducida. Un porcentaje que ido incrementándose en los últimos años.

Un avance sin duda en una sociedad cada vez más concienciada con la igualdad de derechos y posibilidades.

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