Santiago Máñez: ¿qué proyecto no constituye hoy una apuesta arriesgada?

3 Abr 2013 Beatriz Rodríguez 2 Comentarios

Caro Hotel es un espacio único, situado en el corazón de Valencia, que conjuga un diseño moderno con piezas dignas de museo. Su director, Santiago Máñez, nos habla del proceso desarrollado para convertir el palacio del Marqués de Caro en un hotel que ha logrado gran reputación durante su primer año de vida, y en el que las nuevas tecnologías han jugado un papel fundamental.

Santiago Máñez, director de Caro Hotel (Valencia), en uno de los 'puntos calientes' de su alojamiento: una imponente escalera de mármol de 1869

Recorrer el hotel puede ser una aventura si se va en búsqueda de los llamados ‘puntos calientes’. ¿Qué son exactamente estas zonas?

El proceso de desarrollo de Caro Hotel fue muy largo, más de siete años, y también muy exhaustivo. El proyecto partía de un edificio aparentemente del siglo XIX que debía conservarse en la medida de lo posible para dar lugar a un hotel. Pero la realidad no era tan sencilla: la campaña arqueológica necesaria para poder efectuar la rehabilitación del Palacio deparó numerosas sorpresas en forma de elementos originales que posteriormente fueron integrados en el hotel. El pedazo de suelo más antiguo de Valencia -un curioso mosaico-, tres de las piedras de la meta del Circo Romano de Valencia, la muralla árabe que en el siglo XII delimitaba la ciudad o diversos arcos medievales pasaron a formar parte, por derecho propio, del proyecto. Son lo que llamamos ‘puntos calientes’: hitos singulares distribuidos a lo largo del edificio, ocupando los espacios en los que siempre estuvieron, y que esconden una pequeña historia sobre su significado. Además, hemos grabado esas historias en vídeo y, gracias a códigos QR, el visitante del hotel puede ir descubriendo esos secretos dejándose llevar por su curiosidad.

Es sabido que a los turistas se les conquista por el estómago. ¿Qué se les ofrece en el restaurante Alma del Temple?

Alma del Temple está ubicado en los mismos cimientos de la muralla árabe que rodeaba Valencia en el siglo XII. Es un lugar mágico e irrepetible a partir del cual configuramos una oferta gastronómica mediterránea con toques de autor. En este caso, los del chef norteamericano Brad Hyde, formado en Valencia y con experiencia en restaurantes Michelin en Francia. Además, añadimos un servicio poco ceremonioso y de trato cálido. Buscamos, en resumen, una experiencia gastronómica muy agradable en un lugar singular y por un precio realmente comedido (ofrecemos menús  a mediodía por 19 €).

Por su encanto, belleza… ¿de qué estancia estáis más orgullosos después de su reconstrucción?

Todas las habitaciones del hotel son distintas entre sí, de modo que cada una de ellas tiene su propio encanto. Pensar en 26 estancias con plantas, entradas de luz y disposiciones de elementos desiguales hace que nuestras habitaciones puedan ser seleccionadas de forma independiente. Tenemos algunos clientes que vuelven y siempre se alojan en la misma estancia, haciéndola, de algún modo, suya. Sin embargo, por lo que supuso su descubrimiento y por el resultado final, para mí es especial la habitación 15, La torre árabe. Ocupa precisamente una torre de vigilancia adosada a la muralla árabe y ha sido construida en doble altura, dejando vistos también unos arcos únicos que resultan imponentes.

¿Qué sabéis del anterior inquilino, el Marqués de Caro, que ahora da nombre a vuestro hotel?

La familia que da nombre al Marquesado de Caro es una familia noble cuyos antepasados fueron notables de la ciudad. Uno de ellos llegó a ocupar la alcaldía de Valencia en el siglo XIX. Para nosotros es un orgullo poder mantener en pie este nombre a través de la rehabilitación del palacio que el primero de los marqueses contribuyó a poner en pie.

Reuniones de negocio, seminarios, conferencias… ¿qué aceptación están teniendo estos servicios entre las empresas?

Muy buenos. A pesar de que Caro Hotel no es un espacio para convenciones al uso, disponemos de distintos espacios modulables y adaptables a las necesidades de la mayor parte de requerimientos. Hasta el momento hemos albergado, entre otros eventos, reuniones de empresa, consejos de administración, presentaciones de producto, celebraciones particulares,  conferencias, sesiones fotográficas y de rodaje, bodas… Tanto el hotel a través de su Suite como el restaurante ofrecen la versatilidad necesaria para poder convertir una petición en algo real.

El hotel apenas tiene un año de vida, ¿qué balance podéis hacer de estos 365 días de existencia?

Nuestro balance interno es muy bueno, pero sobre todo nos quedamos con el balance que han realizado los clientes durante este primer año de funcionamiento, que es magnífico. Eso hace que abrir un hotel en unas circunstancias económicas tan duras sea realmente gratificante. Las altas ocupaciones, la oportunidad de escuchar los comentarios sinceros de los clientes y la reputación que Caro Hotel y el restaurante Alma del Temple se ha labrado en este período tan corto son una gran motivación de esfuerzo y mejora para el futuro.

¿Fue una apuesta arriesgada?

Nos gusta pensar que Caro Hotel es único en su especie. Su concepción, los parámetros que siguió su desarrollo, su equipo humano, las pautas de gestión… Todas las variables parecen haber seguido caminos diferentes a los de la hotelería tradicional y eso, sin duda, supone un riesgo. Pero también la posibilidad de un premio mayor, al menos en los términos intangibles en los que se mueven las auténticas experiencias hoteleras. Por otro lado, ¿qué proyecto no constituye hoy una apuesta arriesgada?

¿Qué ofrecen los alrededores a los turistas que se alojen en el Caro Hotel?

Caro Hotel se halla a escasos 100 metros de la Plaza de la Virgen, lugar donde se ubica la Basílica de Valencia y en el que tienen lugar muchos de los actos sociales y culturales de la ciudad. El hecho de ser el hotel muy céntrico facilita que el viajero pueda recorrer a pie todos los hitos que le ofrece la ciudad, que no son pocos: desde los monumentos o los museos del casco histórico hasta el eje verde del cauce del río o la zona de más ajetreo comercial. Todo está realmente cerca y, paralelamente, en el centro también se hallan las principales conexiones de transporte con otros puntos de interés: la playa de la Malvarrosa, la Ciudad de las Artes y las Ciencias o el propio aeropuerto.

“VLC Valencia” es una aplicación para móviles y tablets que ayuda a conocer toda la información turística que ofrece la ciudad. ¿Cómo ve este proyecto un hotel de la ciudad?

Como algo necesario que enriquece la experiencia turística de un viajero. Nosotros hemos trabajado exactamente en la misma dirección a través de una web (carohotel.com), con parámetros de navegación basados en el deseo y la curiosidad de descubrir el hotel desde otro punto de vista. Y los vídeos de ‘puntos calientes’ a los que me refería al inicio añaden ese valor en el propio edificio. La tecnología es una herramienta inseparable de cualquier experiencia de viaje y proveer el contenido adecuado para hacerla memorable debería ser una obligación para aquellos que quieren distinguir su oferta del resto.

¿Qué beneficios puede tener contratar los servicios de portales como Selectahotels?

Confiamos en trabajar con Selectahotels profundizando en el posicionamiento del hotel como establecimiento singular, dirigido a los viajeros que quieren vivir una experiencia hotelera memorable en el corazón de una ciudad como Valencia. Y, al mismo tiempo, con Selectahotels deseamos que estos viajeros sean cada vez más.

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