Buenas tardes,
hace muchos años descubrimos Babia, gracias a nuestro entrañable Labordeta; como no podía ser de otra manera nos dirigimos a ese paraje único, y nos alojamos entonces en la casa rural El Rincón de Babia.
Disfrutamos del entorno, nevada incluida, todo encajaba para hacer de esos días, algo único, algo que con el paso de los años, no hemos podido olvidar
La hospitalidad entrañable de Marta y Gerardo (que entre esas casualidades que se dan, era de un barrio de Madrid, en el que nosotros vivimos temporalmente) hizo que recomendáramos el establecimiento a nuestros amigos.
Al despedirme, lloré, no tengo ningún pudor en decirlo, mo me quería ir, Gerardo me decía: "volveréis, ya verás,,,"; y no, han pasado muchos años, y por circustancias no hemos podido volver (por el momento), pero tengo presente ese viaje siempre.
Ahora, al leer las magníficas opiniones que siguen aportando los clientes que visitan La Posada Real, y hacer mención a Rosa y a Angel, me pregunto con interés e incertidumbre por Marta y Gerardo, que espero les haya ido todo muy bien.
Animo a los amantes de la naturaleza, de la tranquilidad que ofrece el entorno, del trato educado y amable que van a recibir, que no dejen de visitar Babia.
Un cordial saludo, Begoña
hace muchos años descubrimos Babia, gracias a nuestro entrañable Labordeta; como no podía ser de otra manera nos dirigimos a ese paraje único, y nos alojamos entonces en la casa rural El Rincón de Babia.
Disfrutamos del entorno, nevada incluida, todo encajaba para hacer de esos días, algo único, algo que con el paso de los años, no hemos podido olvidar
La hospitalidad entrañable de Marta y Gerardo (que entre esas casualidades que se dan, era de un barrio de Madrid, en el que nosotros vivimos temporalmente) hizo que recomendáramos el establecimiento a nuestros amigos.
Al despedirme, lloré, no tengo ningún pudor en decirlo, mo me quería ir, Gerardo me decía: "volveréis, ya verás,,,"; y no, han pasado muchos años, y por circustancias no hemos podido volver (por el momento), pero tengo presente ese viaje siempre.
Ahora, al leer las magníficas opiniones que siguen aportando los clientes que visitan La Posada Real, y hacer mención a Rosa y a Angel, me pregunto con interés e incertidumbre por Marta y Gerardo, que espero les haya ido todo muy bien.
Animo a los amantes de la naturaleza, de la tranquilidad que ofrece el entorno, del trato educado y amable que van a recibir, que no dejen de visitar Babia.
Un cordial saludo, Begoña