Lo que más me gustó fue la tranquilidad, el paisaje, la limpieza e instalaciones. Aunque el acceso es más complicado por ser una carretera de montaña, realmente vale la pena. Sin duda, volvería. Mi perro también disfrutó mucho, corriendo libremente y conviviendo con las gallinas. Además, está a solo 30 minutos de la playa.
Un lugar ideal para encontrar tranquilidad y desconectar. No pasamos frío gracias a la calefacción y la chimenea. Es perfecto para niños, ya que cuenta con colchoneta para saltar, pista de fútbol, canasta de baloncesto, mesa de ping-pong y futbolín. Además, hay una zona común muy acogedora con juegos de mesa. Alicia nos atendió estupendamente.