La parroquia de San Martín de Borines tiene un efectivo microclima, con un hermoso y amplio valle en sus laderas, presidido desde lo alto por el divino Sueve (donde cabalgan los asturcones), flora muy variada, jabalíes y ciervos.
El castro celta del pico Viyao en el que se atisban restos de murallas defensivas, posible lugar de vivencia del clan de los ablaidacos a quienes hace referencia una lápida romana situada en la iglesia de Borines.
Y la cueva del Sidrón, de la época del Neardental, donde recientemente aparecieron restos arqueológicos muy importantes.
Existe el balneario de Borines con agua minero medicinales.