Nos alojamos en la planta baja y fue una estancia muy agradable. Mi suegro va en silla de ruedas y, aunque no se trata de una vivienda adaptada, los inconvenientes fueron mínimos. Muy cómoda y fresca. El patio y el comedor abierto al mismo son dos rincones muy agradables. La aldea y los vecinos, encantadores. Recomendable para descansar y desconectar de la ciudad