Con tintes montañosos que le confieren unos montes que no sobrepasan los 400 metros de altura, Meaño configura su paisaje en una amplia llanura salpicada de colinas suaves y redondas entre las que discurren cauces de pequeños cursos de agua que tienen su mayor exponente en el río de A Chanca. El tojo no se prodiga en una tierra en la que los pinares y los sotobosques de helechos dominan los bosques, quedando los robles, sauces y mimbreras relegados a las orillas de los riachuelos.
Ganadería, agricultura y explotación de los montes maderables son las principales actividades de los vecinos de Meaño que producen varias cosechas al año gracias a la rotación de cultivos asociados entre los que destacan el maíz, las viñas de uva caíña y albariña, la judía seca, la hierba de Vigo, la patata temprana y ya, en menos cantidad, el centeno. Del lino, sustento de hilanderas y tejedores en el siglo XVIII, ya no queda ningún rastro. La ganadería se dirige principalmente a la comercialización de la leche de vaca y a la explotación del ganado porcino, ya que el ovino ha quedado reducido a pocos ejemplares con el curso de los decenios.