Partiendo de la plaza de Santo Domingo y por la calle Veneras, en la que vivió Rubén Darío, se desemboca en la plaza de las Descalzas, donde se encuentra el Monasterio de las Descalzas Reales (siglo XVI). Dió cobijo a mujeres de la Casa Real quienes, al ingresar, aportaban una valiosa dote en obras de arte que han formado la colección que ahora puede admirarse.