El caserío estaba difícil de encontrar. Por eso estuvimos super tranquilos. Una delicia que te despierten los pajaritos cantando por la mañana. Cuando sales al balcón las vistas son una inmensa colcha verde. Se nos olvidó que teníamos que volver a casa. Los dueños super atentos, las habitaciones eran más grandes de lo que vimos en las fotos. Volveremos seguro.