Un lugar tan maravilloso, tan hermoso, tan tranquilo que dejamos de hacer excursiones solo por estar en la casa y su entorno. Dar de comer a los poneys, tener al gato Isu tan cariñoso a tu lado. ver los pajaros en el comedero y que no se asusten, estar en la mesa cenando por la noche sintiendo la paz... una casa tan cuidada con equipamiento excelente y esa paz, ese paisaje esa cantidad de espacio para moverte hacen que los diez dias que pasamos en julio fueran maravillosos.El dueño JoseMari es una bellisima persona; amable y que se desvive porque estes a gusto en tu estancia.
No apto para urbanitas que quieren un BurgerKing a 5 minutos
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