Hemos pasado 2 semanas en agosto con nuestros hijos (5 años y 3 meses) y hemos acertado totalmente con casa Perich. Nosotros hemos disfrutado de la tranquilidad del lugar, las cenas bajo la luna, los desayunos y cenas caseras de Belén y las muchas excursiones que se pueden hacer cerca por la zona. Pero sobre todo nuestra hija, convirtiéndose en "granjera" durante esos días, se ha olvidado de la televisión para dedicarse a recoger huevos, dar de comer a los conejos y al toro (espero se haya recuperado de su pata), cazar renacuajos con Nora (devolviéndolos al río después ...) y hacer su vida entrando y saliendo del apartamento tranquilamente. Lugar y experiencia altamente recomendable.