La casa es fantástica, un antiguo molino restaurado con esmero y estilo. Perfecto para desconectar del bullicio urbano. Eva y Francisco son encantadores. Disfrutamos de la piscina solo para nosotros y los paisajes impresionantes en el camino. Aunque el último tramo hasta el cortijo tiene muchas curvas y pendientes, vale la pena para apreciar el entorno.