La casa es maravillosa, todas las habitaciones son muy espaciosas y a prueba de ruido. Destaco la gentileza de Javier, quien nos mostró todos los detalles de la casa, y la fascinante lección de historia que nos brindó Sagrario, quien nos mostró la iglesia, los libros y la historia del pueblo de Pitillas. ¡Son una pareja encantadora!
Un lugar perfecto para relajarse y desconectar del mundo. Javier ha sido un anfitrión excepcional. Ofrece variedad de información, e incluso la posibilidad de servicio de restaurante a domicilio si se reserva con anticipación. La casa es bellísima, confortable y completamente equipada. Destacan su impecable limpieza y detalles de gran gusto. Sin duda alguna, regresaremos!