La casa es hermosa y el dueño es un encanto. Se adaptó a nuestras necesidades y nos dejó unas deliciosas magdalenas caseras. Ha sido un placer, sin duda volveremos.
Nos encantó todo, la casa es preciosa y no le falta ningún detalle. El anfitrión incluso nos dejó unas magdalenas caseras deliciosas. Estuvo disponible para cualquier cosa que necesitáramos, nos permitió hacer el check-in antes de la hora y el check-out más tarde de lo habitual.
La casa es maravillosa, decorada con mucho gusto y muy bien equipada, no le falta nada. Es ideal tanto para familias como para amigos. La comida en el pueblo es deliciosa y está bien cuidado. Los propietarios son muy amables y te ayudan en todo lo que necesites.