Nuestra estancia ha sido realmente estupenda. La casa es muy acogedora y tiene todo lo básico que puedas necesitar (lo único que echamos de menos es un congelador y algún mapa/guía de la zona) pero lo mejor sin duda es su ubicación, en plena naturaleza. La finca es una maravilla y nos ha encantado tener animales por ahí rondando: el caballo (tan simpático y manso que parecía un perro), el gato, las gallinas, el ganado... Qué pena nos ha dado tener que volver a la urbe. Repetiremos, seguro, en cuanto podamos.