Qué ver en Motilla Del Palancar

Motilla del Palancar es una villa moderna que viene de antiguo, como lo demuestran los restos de contrucciones anteriores al siglo XV. Ya en 1212 después de la Batalla de las Navas de Tolosa, recibió en agradecimiento del Rey Alfonso VIII el Título de Lealtad. El Rollo es una columna de piedra, insignia de la jurisdicción de la villa.

De finales de este siglo y principios del XVI data la Ermita de La Concepción que guarda la imagen de la patrona del pueblo. Sus muros son de mampostería con esquinas de sillares y aleros de piedra labrada con espadaña en el lado de poniente. El retablo principal, en madera tallada, es obra del escultor motillano D. José Navarro Gabaldón, con tallas muy alabadas por los eruditos.

La Iglesia Parroquial de San Gil Abad, noble edificación del siglo XVI, sólida y bien construida, es de estilo renacentista. Sus muros de sillarejo rojizo presentan un estrechamiento a unos dos tercios de su anchura, con derrame donde se abren los vaños de las ventanas. Tiene un campanario adosado de tres cuerpos y dos fachadas renacentistas. Un escudo episcopal destaca en la parte superior de uno de los contrafuertes. Una vez dentro les recomendamos admirar el Retablo. s.XVI. Se trata de un lienzo rectangular, con la parte superior rematada en arco de medio punto, pintado al óleo, que representa un cilo iconográfico sobre la vida de San Gil.

En el Parque Municipal de El Carrascal, más de 40000m2 de zona verde, se distingue entre los olivos la cúpula de hierro del Pozo del Riato, uno de los que avastecían al pueblo. Pero el centro urbano es en Motilla toda una avenida, la Avenida del Riato. En ella suceden los acontecimientos, representaciones y celebraciones de la villa: ferias, mercados, procesiones... allí se reúnen el ocio, la actividad comercial y el dejarse ver. Pero sobre todo sus fiestas.

La representación de la Pasión requiere la participación de muchos vecinos y es visitada por toda la comarca. Durante la Semana Santa las calles del pueblo acogen procesiones emotivas. Los pasos se acompañan con un gran recogimiento y devoción. Pero si algo distingue a Motilla del resto de la provincia en la procesión del Corpus, son las albombras de serrín teñído. Labor en la que cumplen cada año mayor número de motillanos, superando cada vez la calidad artística.

Si es otoño no se pierda el sabor de unas patatas guisadas con níscalos o seta de cardo. Si la temporada es de caza: las perdices escabechadas, el morteruelo, con libre, el gazpacho manchego, con perdiz, liebre y conejo, y, en toda época, los zarajos, las gachas, el cordero, las chuletas, el cochinillo, el pisto manchego... y de postre el alajú, de origen árabe, confeccionado con nueces, migas de pan y miel de romero.