Se trata de uno de esos lugares que recomendarías sin dudar. Un establecimiento con verdadero encanto, pero encanto de verdad, repleto de detalles que deseas tocar nada más verlos, que sorprenden y a la vez transmiten sensaciones naturales. No hay nada en la masía que no sea piedra, barro, madera, mármol, hierro. (No os perdais el cuarto de baño del restaurante). Este aspecto está cuidado al máximo y eso es lo que la hace especial , auténtica y la llena de armonia. La decoración y los muebles són alucinantes. Mi habitación tenía una cama de dosel de 2 metros y el jacuzzi junto a la cama!!! La piscina es punto y aparte. Jamás vi nada igual, solo en fotografias de hotelazos y casas de esas que salen en el Hola!, la lámina de agua se pierde en el infinito aprovechando el desnivel del terreno, y las vistas a la pinada de la montaña de enfrente son espectaculares, una auténtica pasada! Solo le falta un poco más de verde y ajardinamiento, se nota que acaban de abrir.
En el restaurante, la zona más antigua del edificio, con una atmósfera increible, todo de piedra y iluminado de película, se come de categoría y a un precio excepcional. Lo dicho, si quereis quedar bien con alguna persona especial, no os lo penseis, un auténtico lujazo!!
En el restaurante, la zona más antigua del edificio, con una atmósfera increible, todo de piedra y iluminado de película, se come de categoría y a un precio excepcional. Lo dicho, si quereis quedar bien con alguna persona especial, no os lo penseis, un auténtico lujazo!!