El sitio es idílico, el edificio espectacular, de los hoteles rurales más bonitos que he visitado. La habitación y las instalaciones estupendas (la cama es mejorable) pero la persona al cargo es de muy pocas palabras, poco empático, ni siquiera responde a un "buenos días". El desayuno y la cena son bastante, bastante mejorables (de hecho no recomendaría a nadie cenar allí). Y con la luz por la noche tienen un problema. Los alrededores, la entrada a la recepción están a oscuras, se hace incluso imposible salir a fumar un cigarro sin una linterna. No tratéis de encontrar un cenicero. He echado de menos una televisión en la habitacion. Y no hay posibilidad de conseguir WiFi.