Casas rurales en Bragança

Braganza probablemente sea una de las localidades más medievales de todo Portugal. Sus castillos atestiguan la historia y los pequeños pueblecitos, muy similares a las aldeas gallegas, con sus encalados blancos y sus sencillas casas, hacen más acogedora si cabe, esta  región del norte del país.

El turismo rural precisamente requiere de lugares como estos, donde las calles aún conservan el empedrado de hace siglos y en los que se siguen manteniendo las costumbres de antaño, lugares con paisanos encantados de recibir viajeros de todas partes del mundo. Un ambiente entrañable, digno de ser visitado alguna vez en la vida. Su cercanía a España nos da la oportunidad de tener una pequeña escapada cualquier fin de semana para disfrutar de su belleza…

Una región como esta, con tanta naturaleza y tanta autenticidad, debía tener un espacio verde reservado al medio ambiente. Es el caso de los márgenes del río Fervença, un lugar que hasta mediados del siglo XX estuvo abandonado pero que la concienciación social tanto de los lugareños como de los turistas, logró devolverlo al sitio que se merecía, el de un espacio limpio y natural. Ahora muchos amantes de lo rural lo visitan para limpiar sus pulmones, respirar aire puro, fresco…

Los turistas más activos no dudan en salir a la calle para conocer los secretos mejor escondidos, porque a pie es la mejor forma de descubrir todo aquello que las antiguas construcciones ocultan, todo lo que permanece a oscuras en los parques naturales y que acaba por sorprender a viajeros de todo el mundo.