Salvadora nos recibió con la chimenea encendida y la calefacción funcionando para que nos sintiéramos cómodos desde el primer momento. La casa es rústica pero cómoda y bien equipada. Nos sorprendió la presión del agua en el baño y lo caliente que estaba. También disfrutamos de la barbacoa y las instalaciones deportivas. El orujo casero que nos regalaron estaba delicioso y la perrita de Salvadora nos acompañó en nuestros paseos. Repetiremos sin duda.