Estuvimos en la Casa III, preciosa, acogedora, cómoda, bonita... muy calentita. Para el buen tiempo tiene un patio con barbacoa, genial, y se tiene que estar de miedo allí por la noche. El pueblo muy bonito, bonitas vistas y para dar paseos muy tranquilos y bonitos es perfecto, sus gentes (las pocas que vimos) muy agradables. Ricardo encantador, amable...
Si llevan niños en el pueblo hay muchos gatitos y mi hija de 2 años disfrutó mucho con ellos dandoles de comer.
Lo único que no mereció la pena fué ir a comer a Palomera(un pueblos a 5 km de Cuenca) no lo aconsejó Ricardo y la verdad es que creíamos que era un lugar con encanto, rústico, pequeñito, algo más rural (el restaurante) y en sí no tiene nada en especial y la comida en sí no fué nada del otro mundo, eso sí salimos con un olor a cocina en la ropa alucinante. Seguro que hay pueblecitos con encanto y restaurantes con encanto en esa zona sin necesidad de ir a Palomera.
Por todo lo demás genial.
Si llevan niños en el pueblo hay muchos gatitos y mi hija de 2 años disfrutó mucho con ellos dandoles de comer.
Lo único que no mereció la pena fué ir a comer a Palomera(un pueblos a 5 km de Cuenca) no lo aconsejó Ricardo y la verdad es que creíamos que era un lugar con encanto, rústico, pequeñito, algo más rural (el restaurante) y en sí no tiene nada en especial y la comida en sí no fué nada del otro mundo, eso sí salimos con un olor a cocina en la ropa alucinante. Seguro que hay pueblecitos con encanto y restaurantes con encanto en esa zona sin necesidad de ir a Palomera.
Por todo lo demás genial.