Maravillosa experiencia en ésta casa. Paz, tranquilidad, una limpieza impecable y unos desayunos para recordar, todo casero, recién hecho y exquisito. Unas vistas y una ubicación estupenda, pero lo mejor sin duda es el trato recibido por los dueños Rosi y Manolo, te hacen sentir como en casa. Siempre dispuestos con una sonrisa! Volveré sin duda y recomendaré a todo el mundo que quiera visitar Rías Baixas.