La estancia en sí fue agradable, fuimos una familia de 10 personas, la casa está en un pueblo en medio de la nada, la mujer es una señora agradable pero avisamos de que llegaríamos el viernes por la tarde y que saldríamos de Madrid sobre las tres, una vez allí llamamos y no nos cogían el móvil, tras esperar una media hora aprox., conocíamos que tenían un bar porque lo publicitan y una familia nos indicó donde podríamos encontrarle ya que la zona no tiene cobertura, tras ir al bar nos indico un señor que la dueña se quedó dormida, no pidió perdón algo que nos sorprendió, y el segundo día que estuvimos allí en plena ola de calor el aire acondicionado se rompió, eso si, en cuanto la llamamos vino e intento arreglarlo pero según nos dijo había que cambiarlo porque no era la primera vez que ocurría, así que nos quedamos sin aire. Los dos días pedimos comida a domicilio de su bar y la comida estaba norma. Habían algunos desperfectos como alguna de las baldosas de la piscina que se movían ( la piscina no es grande, es para cuatro personas como mucho, nos metimos seis personas y no podíamos movernos a penas) , y el suelo del jardín en la escalera le faltaba un trozo y el otro se caía por lo que había que tener cuidado
“Mi nombre es Encarna , soy propietaria de dos casas rurales abiertas desde hace años. Mis clientes se van siempre contentos conmigo, soy amable, me gustan los niños y sobre todo los animales.”