Lo pasamos muy bien en Can Gual, en el apartamento El Tibidabo. Los propietarios fueron muy amables y nos recibieron cuando llegamos. Era diciembre, así que había muy poca gente alrededor. Nuestro hijo disfrutó ayudando a clasificar los huevos y nuestra hija disfrutó de un paseo tranquilo hasta un arroyo cercano. Gente encantadora y alojamiento encantador.