Disfrutamos de 4 maravillosos días en este lugar, y a todos nos fascinó. La casa es perfecta y las vistas, increíbles. Está cerca de todo lo que puedes necesitar, pero a la vez es lo suficientemente remota para que puedas relajarte y disfrutar de la vida. Cada noche, solíamos ir a la casa principal y a mis hijos les encantaba jugar con los conejos, dar de comer a las vacas y acariciar a la cabra. Es un pedazo magnífico de la vida asturiana. ¡Lo recomendaría sin dudar!