Uno de los emblemas de la provincia de Lugo es sin duda su muralla. Los más de 4 kilómetros de longitud que rodean todo el casco antiguo ha sido siempre el reclamo turístico por excelencia, y sobre todo desde el 2000, año que fue designada Patrimonio de la Humanidad. Las reformas que ha sufrido han sido escasas y es la que mejor se conserva de toda la península. Tal es el grado de importancia que desde 2007 está hermanada con la Gran Muralla China.

Símbolo por excelencia, dota a la provincia de una majestuosidad única que se entremezcla con el poder del mar, donde el cantábrico poderoso ante la tierra, cobra una excelencia inigualable. A esto, además se le suma el encanto de su patrimonio cultural. Castillos, palacios, monasterios, iglesias… convierten un simple paseo por las calles, los pueblos, las ciudades de Lugo en un placer para los sentidos. Playa, montaña, ciudad, zonas rurales, no importa la opción que elijáis, sea cual sea, tendréis garantizada una estancia inolvidable de una forma barata.

Y hablando de placeres, la gastronomía es un punto de atracción para los fieles de la cocina rica y tradicional. Su entorno marino, hace que los mariscos y los pescados sean un plato que a menudo presiden las mesas de los lucenses y de los restaurantes que intentan conquistar por el estómago a los miles de turistas que eligen la provincia como destino de su descanso. Los viajeros además, compaginan el deleite del estómago con el corporal gracias a los alojamientos que disponen de spa o con el descanso alojandose en casas rurales en Lugo o en hoteles románticos para parejas.

Conocer la disparidad de playas gracias a los hoteles que hay en ellas que la costa de Lugo ofrece, permite a los visitantes elegir la que más se adapta a las necesidades y gustos de los visitantes. Desde las inmensas de arena blanca hasta las más pequeñas y deshabitadas de la zona.