La posición geográfica es fantástica y la casa está llena de detalles que la hacen acogedora, no falta absolutamente nada. Disfrutar de la sombra de la parra es un placer. Eduardo, el anfitrión, es de trato excepcional.
La serenidad que proporciona la decoración del lugar, combinada con las vistas panorámicas y la higiene impecable, crean un ambiente realmente agradable.