Disfruté de todo. El pueblo en sí es encantador, y aunque ya lo conocía, la estadía allí ha sido fabulosa. Francisco, el anfitrión, es una persona excepcional, muy amable y siempre pendiente de que no falte nada. Como era Nochevieja y sabía que queríamos cenar en casa tranquilamente, preparó una mesa hermosa con adornos navideños y nos regaló una botella de vino, además de tener la chimenea encendida para que todo fuera perfecto. Muchas gracias por todo, nosotros regresaremos y lo recomiendo al 100% para una estancia relajada y en compañía de personas maravillosas.