La decoración es exquisita, han intentado conservar todo lo de la época de la casa. No hay ruidos, solo oyes las campanadas de la Iglesia. El trato es extraordinario, nos pusieros cuna, balancín y jugietes para los niños. Estás en el centro del pueblo pero a 20 pasos están en medio del bosque para hacer rutas en bicicleta con los niños.