Una de las cuatro parroquias del Concello de Barreiros emplazadas en la costa . Esta localidad está atravesada por la carretera N-634 y por el ferrocarril Ferrol-Gijón.
San Miguel cuenta con numerosos recursos para agradar la estancia veraniega de la gran afluencia de visitantes que se produce en los meses estivales. Desde las playas de fina y blanca arena (Arealonga, A Pasada, etc.), los abruptos acantilados de la Punta del Castro, A Cabana o Punta de Corbeira, hasta las alturas de los montes Comado con 460 m (desde el que se divisa toda la costa desde el occidente de Asturias hasta Viveiro), Penalonga (510 m) o Mondigo (569 m), ya en el Concello de Ribadeo, con sus antenas de radio, televisión y telefonía, pasando por los barrios de Sarxéndez, Pumarín, Triana, Pumarrubín, As Pasadas, Outeiro, Entrerríos (donde se encuentra la Iglesia Parroquial), Ferrería, Áspera, etc. En el barrio de A Barranca merece la pena visitar la ermita de San Esteban de Pagá.
Perduran en San Miguel tres antiguos Pazos que aún lucen sus blasones: la conocida como "casa de Moreda", en el barrio de Pumarín, es la más notable. En su entrada posterior (antaño fachada principal) muestra los escudos de armas de los Taboada y los Andrade; sobre la ventana central se puede ver una cartela que dice:
ESTA CASA HIZO ALVARO TABOADA Y VIOLANTE DE ANDRADE SU MUGER COMENZOSE EN EL AÑO 1550 I ACABOSE EL AÑO 1561.
El Pazo de Triana conocido como "Casa do Curioso" muestra las armas de los Moreda-Ribadeneyra y Aguiares con fecha de 1.669. El Pazo do Outeiro tiene un escudo muy bien conservado con la leyenda:
AVANTE CON LA CRUZ AVANTE
Cuenta San Miguel de Reinante con una gran variedad de construcciones conocidas como indianas, entre las que cabe destacar "Villa Julia", conocida como "o chalé vello", construido en 1.923.
Es digna de resaltar la hermosa construcción del panteón de D. Venancio Santar Abraído, Cura Párroco a finales del siglo pasado, a cuyas expensas se creó el actual cementerio parroquial.
La Plaza do Souto, bien urbanizada y con espacios bien aprovechados, es el centro comercial de la localidad. En esta plaza se encuentra una placa en recuerdo del Insigne Médico Dr. D. Ramón Iglesias Dorado, benefactor de la localidad.
Tiene San Miguel bares-restaurantes como "El Último Cuplé" regentado por Angélica o el "Outeiro", con Maruja al frente. Bares-cafeterías como "A Dulcería", "Tirabeque", "Mosquera" o "La Bodeguilla"; pubs (!) como "Popeye" o el "Rimar".
En las proximidades se pueden encontrar gran cantidad de alojamientos: En Santiago de Reinante están "Hostal Amadora", "Hotel A Mariña", "Hostal a Nosa Casa" (con camping), etc. Benquerencia, San Cosme de Barreiros, Ribadeo y Foz son otros núcleos de población cercanos que cuentan con gran número de confortables alojamientos, incluyendo el turismo rural.
En este ambiente llega a su apogeo la construcción de los castros a lo largo de Galicia, parte de Asturias y de Portugal. Para López Cuevillas, su realización sería a consecuencia del traslado de las gentes que vivían en campo abierto y construyeron recintos fortificada los para su mayor seguridad. En principio parece que estaban ocupados por Cabañas de materiales ligeros, de vestidas y con piso de barro, similares a las que tenían esas gentes en campo abierto.
Serán, entonces, las casas de piedra, que hoy se conservan en algún poblado castreño, una manifestación tardía de la cultura castreña, quizá dada poco antes de la irrupción romana. Sin duda, en muchos castros llegaron a coincidir los dos tipos de edificaciones.
En principio creado como fortificación estratégica, no se debe olvidar su posición con respecto a los demás castros, pudiendo tener, además, otras finalidades.
Murguía señala la posibilidad de e servir como templo, como atalayas para vigilar los sembrados, como habitaciones de los jefes o como refugio ocasional.
Como se sabe, el Castro está enclavado en un pequeño cabo (conocido como Punta del Castro), desde el cual sea puede vigilar una extensa zona de la costa. En sí, está formado, en nuestra modesta opinión, por tres elementos diferenciados:
Por un lado tenemos el castro propiamente dicho, quizás de unas treinta áreas de superficie, asentado en toda propia punta, y con probabilidad de guardar bajo la cubierta vegetal restos de viviendas de piedra. Viene a continuación una mámoa, que es un túmulo de tierra, y, en último término, un sistema de fortificaciones compuesto por tres muros consecutivos en una superficie de 45 o 50 áreas; por cierto, hoy casi desaparecidos por la actividad humanAS.