Qué ver en Azpeitia

La visita a Azpeitia un día cualquiera nos muestra que se trata de una villa llena de vida. Con sólo pasear por las proximidades de la Plaza Mayor (Goiko Kalea y casco viejo) podemos advertir esta sensación, más clara aún si se trata de las horas de la "tardeada" o es un martes a la hora del mercado. Pero además posee una rica vida cultural y de ocio facilitada por las muchas asociaciones y abundancia de instalaciones que hacen posible todo tipo de actividades. Muchas de las actividades juveniles se gestan en el gaztetxe o centro de jóvenes. No podemos olvidar citar las dos Casas de Cultura habilitadas en centros históricos como la Torre Emparan y Casa Antxieta, la existencia de una plaza de toros fija (algo que sólo tienen Bilbao, Vitoria y Tolosa), en la que se realizan espectaculos taurinos, pero también deportes rurales. También destacan los encuentros de Teatro vasco que se celebran en diciembre y suelen congregar a los mejores grupos teatrales del País Vasco.

Dentro del pueblo, la Plaza Mayor, porticada en dos de sus alas y con el kiosko de la música típico de muchas plazas vascas. Está presidida por el Ayuntamiento, un antiguo convento de agustinos habilitado para Casa Consistorial y, enfrente, sobre el río, el mercado. La plaza es la antesala del casco antiguo de Azpeitia, el cual con la plaza Txikia se abre en tres calles que conforman un espacio eminentemente medieval, del que se entraba y salía a través de dos puertas ya desaparecidas. Una cuarta calle, la de Santiago, borde su lado oeste hasta el lavadero y fuente publicos que anteceden a la gran mole de la iglesia de San Sebastián. El casco, por sus lados sur y este, está limitado por el río Urola.
Partiendo de la plaza Txikia nos encontramos la Casa Altuna. Se trata de un edificio rectangular de piedra de sillería en las primeras plantas, y el resto de ladrillo con decoración de estilo mudéjar. Siguiendo por la calle Eliz Kalea llegamos al antiguo ayuntamiento y al final, frente a la iglesia, la Casa Anchieta, bello edificio de piedra de sillería en la planta baja y el resto de ladrillo de estilo mudéjar; cuya construcción la empezó el músico de los Reyes Católicos, Juan de Anchieta en 1507.

San Sebastián de Soreasu es el típico ejemplar de iglesia de estilo gótico vasco, a la que se superpuso una gran portada neoclásica del arquitecto Ventura Rodríguez. En el número 20 de la calle Erdi Kalea se encuentra la casa blasonada de los Madrazo. La última de las calles medievales, Enparan, cuenta con la casa palaciana gótica de Basozábal en su número 18. La casa-torre de Enparan se encuentra al otro lado del puente sobre el río Urola; es una torre gótica, en su origen, reedificada en 1760, cuando se le añadieron los dos cuerpos laterales. La última restauración en 1977 la convirtió en sede de la Biblioteca Municipal. Tras un corto paseo llegamos al santuario de Loiola, conjunto barroco formado por una basílica de planta circular, grandiosa cúpula y dos alas, una de las cuales conserva la casa-torre solariega donde nació San Ignacio. Levantada a finales del siglo XIV como casa fuerte por Beltrán Yáñez de Loiola, fue desmochada en 1457 por orden del rey Enrique IV y reconstruida en ladrillo al estilo mudéjar. La obra barroca fue diseñada por el discípulo de Bernini, Carlo Fontana, pero no intervino en ella. El que si lo hizo fue Joaquín Churriguera, a quien se debe la cúpula.