Data del siglo XIII y fue fundada por el linaje de los Briceño siendo el lugar de enterramiento de los caballeros Briceño.
Es un templo de una sola nave y ábside de tres cuerpos de arcos dobles; en su interior encontramos un interesantísimo artesonado mudéjar en el coro bajo, y en el ábside podemos admirar un Pantocrátor románico y escenas de la Natividad, de sorprendente belleza. Ha sido recientemente restaurada.
La majestuosa torre se yergue sobre un arco por el que transcurre la calle del mismo nombre que la iglesia.
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