La casa muy limpia, con todo lo necesario y camas muy cómodas.
El salón y sus vistas un regalo.
Ver amanecer allí no tiene precio.
Los dueños de la casa son todo simpatía, nos recibieron con leche y huevos de sus animales (que nos enseñaron).
Compartieron con nosotros ratitos de su día a día y tuvimos la suerte de ver nacer dos corderitos!!!
Eso a los niños no se les va a olvidar nunca
El salón y sus vistas un regalo.
Ver amanecer allí no tiene precio.
Los dueños de la casa son todo simpatía, nos recibieron con leche y huevos de sus animales (que nos enseñaron).
Compartieron con nosotros ratitos de su día a día y tuvimos la suerte de ver nacer dos corderitos!!!
Eso a los niños no se les va a olvidar nunca