Estuvimos en octubre de 2022, y pasamos un fin de semana inolvidable, lo mejor Pancho y su mujer que nos hicieron la estancia especial, todos los dias íbamos a dar de comer a los terneros y ayudarle con sus tareas, los niños estaban emocionados, aun le recuerdan. La casa es preciosa, una casa de ensueño de madera, en la que sientes realmente paz, no salimos casi de la finca porque no nos hizo falta y los niños aun recuerdan a Pancho, y sus conversaciones, son de estas personas que dejan huella. Muy agradecidos de verdad! Repetiremos sin lugar a duda