Qué ver en Carboneras De Guadazaon

Municipio situado en el extremo oriental de la sierra de los Palancares. El Guadazaón es el río que atraviesa el término. La población se halla enclavada en el kilómetro 41 de la carretera nacional Cuenca-Teruel.

Dos construcciones del siglo XX caracterizan la entrada a la población desde la carretera: la estación y el puente.

La estación de ferrocarril es un conjunto de espacios y edificios de ferrocarril de interés ambiental.

El puente del tren es una muestra de la arquitectura de obras públicas de este siglo; tiene tres ojos, una obra de piedra tosca en almohadillado, sobre un trazado de influencias modernistas y cornisa de traza también modernista y un magnífico barandal metálico.

Delimitada con un jardín delante, la parroquial de Santo Domingo de Silos, cuya fábrica primitiva es de los siglos XIV-XV, es una iglesia de construcción sencilla, con espadaña de dos huecos con remate clásico y fábrica de piedra enfoscada. Tiene tres naves con formas mudéjares y acceso lateral. Cada nave se cierra con una artesa diferente. Un arco triunfal separa el cabecero. Cuenta con un magnífico artesonado policromado.

Pero el gran monumento de Carboneras de Guadazaón es, sin duda, el convento de los Dominicos, de los siglos XV-XVI, situado junto a la carretera de Cuenca-Teruel, al pie del cerro donde se desarrollaba la población. Cedido en el siglo XVI por los marqueses de Moya, don Andrés de Cabrera y doña Beatriz Bobadilla, en su iglesia fue depositada la Hijuela de los Santos Corporales de Daroca (actualmente en la iglesia parroquial), e igualmente los restos de dichos señores, por lo cual se convirtió en iglesia-panteón de los marqueses de Moya. Durante las Guerras Carlistas sufrió importantes daños.

Del antiguo convento e iglesia hoy sólo se conserva en pie esta última, pues de los restos de aquél (terrenos de propiedad particular) sólo queda un paramento liso en ruinas y parte de una espadaña. La iglesia es de cruz latina, de una sola nave y ábside plano, con bóvedas de crucería gótica del primer tercio del siglo XVI en el crucero y presbiterio, y reformada en su parte inferior, y los cuatro tramos de la nave en el siglo XVIII (a partir de la Guerra de Sucesión) según los gustos de la época, cegándose unos ventanales y abriendo otros, cubriendo columnas con yesos y otras decoraciones dieciochescas. El exterior, con paramentos lisos de mampostería, posee una magnífica portada gótico isabelina abocinada, compuesta por arcos de medio punto y dos puertas de entrada con arcos carpaneles y parteluz; superpuesta a esta portada y enmarcándola la remata un arco conopial y dos pináculos laterales con decoración propia del gótico florido, apareciendo sobre ella los escudos de los marqueses de Moya. Esta fachada está situada en el piecero y sirve de entrada. La importancia del edificio es obvia desde el punto de vista artístico-arquitectónico; el hecho de haber sido depositario de la reliquia de la Santa Hijuela de los Corporales de Daroca (donada por lsabel l a la marquesa de Moya y a su vez depositado por ésta en el convento de Carboneras), de ser el panteón de los marqueses de Moya, y haber sido considerado como Universidad de Filosofía Tomista y Teología durante el siglo XVIII confirman esa importancia histórica. Está declarado monumento.