Alquilamos dos noches para semana santa y sólo nos quedamos una. Es una pena que una casa tan bonita, con todo lo que se le puede pedir a un hotel rural de catálogo, tenga una insonorización tan horrorosa. Lo siento por Juan, el propietario, amable y atento, pero nuestro concepto de la tranquilidad y el descanso es otro. En las habitaciones (con nombres de vientos, Ábrego en nuestro caso) se oye absolutamente todo y el ruido del suelo es insoportable. No puedo comentar nada de las comidas, no las probamos, pero al menos el desayuno estuvo muy bien, surtido y variado. Y aviso para los que tengan mucho interés en la televisión: cuando vas a sitios así es lo menos importante, pero.. las habitaciones no tienen, sólo hay una en un salón común. Muchas gracias, Juan, pero no volveremos.