Nuestra experiencia en la casa rural La Pepita no ha podido ser más satisfactoria. Todo ha sido excelente. La casa está muy limpia, decorada con muchísimo gusto y amor y con todas las comodidades que hacen la estancia muy agradable. La dueña, Silvia, es una persona encantadora con la que es un placer tratar. Desde el primer contacto, lo hace todo fácil y te hace sentir que todo va a salir bien. Y si esto fuera poco, el precio de alojamiento incluye la visita a unas bodegas de la zona, cata y abono para la piscina. De verdad, ha sido todo realmente inmejorable.