Fueron unos días inolvidables. Nada más llegar la atención de Azucena y Juan Carlos, mi tocayo, nos ayudó a conocer lo mejor de la ciudad de Segovia, con todos sus encantos y todos los alrededores. El trato que nos dieron en todo momento fue exquisito y nos hicieron sentir como uno más en la casa. Conseguimos desconectar de todo.