Todo nos encantó. La belleza de la isla se complementa con la casa, que está meticulosamente mantenida y decorada con delicadeza y consideración por los detalles. La limpieza está a la altura de los visitantes más meticulosos. En la cocina, encontramos todo lo necesario. El jardín es un encanto, donde disfrutamos de los desayunos rodeados de flores y árboles. Incluso pudimos recolectar hierbas para nuestras comidas, lo cual fue un gran detalle. El anfitrión fue amigable y de fácil contacto. Te hace sentir como si estuvieras en tu propio hogar. Nos encantaría volver allí sin duda alguna!