He estado en semana santa con mi chica y ha sido impresionante. Un remanso de paz para escaparse del bullicio de la ciudad. Sólo oyes pajarillos, alguna que otra gallina y las campanadas. Puedes montar a caballo en diferentes hipicas de la zona, btt (bicicleta), visita de pueblecitos muy bonitos y comer a cuerpo de rey en la misma casa rural. Además, en el salón con el fuego puedes entablar conversaciones y buan amistad con la gente de las otras habitaciones. En definitiva, una semana \\\"santa\\\" increible.