Un encantador y tranquilo pueblo con la ventaja de tener una excelente comunicación. La casa es una maravilla, llena de detalles que la hacen única. Tiene una piscina cercana y un extenso prado para jugar y hacer picnic, lo que la convierte en un lugar al que se desearía regresar. La atención que recibimos fue extraordinaria, la calidez de las personas es notable. Nos mostraron sus otras casas rurales en el vecino pueblo de Peñanes, un típico lugar asturiano con serenidad y vistas panorámicas a la montaña, las casas eran impresionantes. Sin duda un destino a considerar para futuros fines de semana. En resumen, fueron días inolvidables.