Un lugar para repetir una y otra vez, tanto por la Alquería, funcional y acogedora a un tiempo, con espacios y detalles para disfrutar dentro de la casa y de sus terrazas, como por los pequeños lujos que te proporciona el lugar: el sonido del río de fondo, los paisanos del lugar dándote los buenos días e interesándose por la ruta realizada ese día, o dándote recomendaciones para la siguiente al tiempo que te invitan a probar su queso, o, simplemente, dejar pasar el tiempo sin otra preocupación que descansar.