El municipio de Viana do Bolo está situado en las tierras altas del sureste ourensano.
Con una altitud media de 1.200 metros, la orografía de estas tierras presenta un relieve montañoso, regado por numerosos ríos y arroyos que forman embalses.
En el ayuntamiento de Viana do Bolo podemos diferenciar dos unidades geográficas: el sector occidental, formado por los valles del Bibei y del Camba, y en la zona sur, este y oeste, los rebordes montañosos de las sierras orientales, que con una altitud que oscila entre los 1100 y 1600 metros cierran estas cuencas.
El río Bibei marca el límite, de norte a sur, con la provincia de Zamora, formando los embalses de San Sebastián y As Pías, que con una altitud superior a los 1000 metros son los más elevados de Galicia.
La climatología de estas tierras está enmarcada dentro del dominio oceánico de montaña. La temperatura media, en las zonas con una altitud inferior a los 1000 metros, ronda los 18 grados y a partir de los 1000 metros la media baja hasta los 7. Las precipitaciones también varían dependiendo de la altitud, registrándose mayor pluviosidad en las zonas altas.
La riqueza paisajistica de estas tierras de montaña constituye una razón suficiente para su visita. Se puede afirmar que nos encontramos ante uno de los escasos espacios donde la naturaleza conserva un alto grado de virginidad, con sus centenarios árboles en los que tienen su morada aves como el buho real, águilas, el pájaro carpintero. También el lobo ibérico tiene aquí uno de sus últimos reductos, junto con manadas de corzos, jabalíes y zorros; y en los parajes más intransitables de los ríos vive la nutria, el martín pescador y patos salvajes.
La villa, con su pintoresco y singular emplazamiento, es un buen punto de partida para iniciar un recorrido por el término. Ocupa un pequeño promontorio, rodeado por uno de los brazos del Embalse de Bao y coronado por los restos de la antigua fortaleza medieval. En el centro de la villa se encuentra la Plaza Mayor, con sus soportales, casas blasonadas, y una bella fuente conmemorativa de la ejecución de los dirigentes de un alzamiento liberal, en la primera mitad del siglo XIX. Desde aquí, se inicia la subida por el casco antiguo, hasta la cúspide del montículo donde se levanta la torre del castillo, gótica, del siglo XV; y la iglesia parroquial, que conserva una ventana prerrománica, del siglo IX la X, de probable origen mozárabe.
Fuera de la villa hay que destacar las iglesias románicas de Bembibre, Grixoa, San Cibrao y Padre Eterno.