Iglesia de Santa María Magdalena

Iglesia de Santa María Magdalena

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Iglesia parroquial de Cangas del Narcea, antigua colegiata, situada en La Plaza (Plaza de Calvo Sotelo, también llamada Plaza de la Oliva), frente al Palacio de los Omaña. Se trata de una fastuosa construcción del siglo XVIII, bellísimo ejemplar de arquitectura clasicista, de perfecta fábrica. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico Nacional el 13 de agosto de 1.982, por el Papa Juan Pablo II; dignidad que hasta entonces sólo tenían otras tres en Asturias: la catedral de Oviedo, Covadonga y Santa María de Llanes.
Erigida en 1.642 en sustitución de la antigua iglesia románica, fue proyectada por Bartolomé Fernández Lechuga, maestro mayor de la Alambra Granadina y construida por el maestro Diego Ibáñez Pacheco, respondiendo al encargo del ilustre cangués Fernando Valdés y Llanos, quien alcanzó los títulos de Arzobispo de Granada y Presidente del Consejo de Castilla. La importancia que este hombre tuvo en su época fue notable, hasta el punto que llegó a ser retratado por Velásquez, conservándose el cuadro en la Galería Nacional de Londres.
Edificio de apariencia severa y monumental, con abundante empleo de la piedra sillar, que sigue las rígidas normas de la estética clasicista de la contrarreforma. La fachada no contiene excesiva ornamentación, más bien da sensación de cierta desnudez. Se compone de dos torres laterales unidas por un frontón recto que contiene el escudo del arzobispado, con campanarios en arco de medio punto. Encima de la portada, resuelta igualmente en arco de medio punto, se abre una ventana rectangular en la que hay una estatua de mármol blanco de la Magdalena, patrona de la villa. Completa la fachada el reloj, forjado en hierro (este reloj no es el original, el antiguo era de piedra, de una sola aguja, y se conserva en un rincón del campanario).
La planta es de cruz latina, con una única nave y tres capillas entre los contrafuertes, cubierta por bóveda de cañón sujeta por arcos fajones. Corona una gran cúpula, toda ella de sillería, dividida en ocho paños. En épocas más recientes se transformó una de las capillas laterales de su parte izquierda para convertirla en una puerta lateral.
Sobre la entrada principal está el coro, al que se sube por unas escaleras de piedra, en caracol. Este coro conserva la sillería de los canónigos –en madera- que es la de la época de construcción de la iglesia.
Siguiendo por el ala izquierda de la nave principal está, en primer lugar, la capilla del Rosario, a cuya entrada luce el escudo de los Pambley. En esta capilla se encuentra un sepulcro de piedra, con tallas, y se supone que guarde los restos de los antepasados de esta familia, ya que no posee inscripción alguna. La siguiente capilla da acceso a la sacristía, donde puede apreciarse un cristo de tipo románico (aunque no de la época). Cuelgan de las paredes de la sacristía cuatro viejos cuadros atribuibles a la Escuela Vallisoletana.
En el ala derecha están la capilla del Santo Cristo de la Salud que guarda un valioso cristo crucificado, en madera, de posible estilo gótico y gran perfección de talla. Este cristo procede de la capilla del mismo nombre sita en la calle Mayor. A la entrada de esta estancia luce el escudo de los Omaña. La siguiente capilla tiene un retablo con la imagen de San Antonio, y a continuación está la capilla de La Dolorosa, donde –además de esta virgen- guarda una escultura de Jesús yacente, imagen utilizada en las procesiones del Santo Entierro.
En el crucero lateral derecho hay otro sepulcro de piedra, bajo un arco donde se sitúa una pequeña imagen. Aquí están sepultados dos miembros de la familia Queipo de Llano y Valdés.
El ábside encierra el retablo mayor, al que se accede por las escalinatas de mármol blanco de forma semicircular. El retablo, de estilo renacentista, data del año 1.645, y es obra de Pedro Sánchez de Agrela, escultor natural de Cangas, también autor de las esculturas funerarias de Fernando Valdés y Llano, de sus padres, e incluso de su sobrino el obispo Juan Queipo de Llano, hechos en alabastro. Todo él es una bella pieza totalmente recubierta por paños de oro, realizado este dorado por Pedro Díaz de Villabrille y Mon. Destacan dos bajorrelieves, situados en su parte más baja, que representan escenas de la natividad y la adoración. A ambos lados del altar se encuentran dos sepulcros, esculpidos en alabastro y con bellas esculturas del fundador de la iglesia en posición orante. El izquierdo guarda sus restos, y el derecho el de sus padres, como así reza en las inscripciones. Paralelas al altar mayor hay otras dos capillas, una a cada lado; la de la derecha con imagen del Nazareno portando la Cruz. A ambos lados de este último retablo penden dos escudos pertenecientes a la familia San Miguel y los Carballo.
Destacamos en el Interior de la Basília las interesantes tallas del Cristo de los Remedios, así como las de San Francisco Javier (muy expresiva), San Cosme y San Damián, atribuidas al escultor Antonio Borja; y las imágenes de San Francisco y San Antonio, vinculables al mismo Sánchez de Agrela. Y, sobretodo, el interesante repertorio de retablos: El de la Virgen del Rosario sería un modelo intermedio entre los dos talleres de Cangas; los de San Francisco Javier y el de la Soledad son del segundo taller, evolucionados. El de la Virgen del Carmen, de transición barroco-rococó; y el de la Inmaculada, neoclásico, construido a expensas del V conde de Toreno hacia 1778.
Se conservan varias piezas de los siglos XV y XVI que proceden, en su mayor parte, de la antigua iglesia: escudos de los Coque y los San Miguel; sepulcro con tres flores de lis en el frente; dos campanas; cruz procesional de plata; urna del monumento de Jueves Santo, manierista, de 1593; Crucificados del pasillo, gótico, y de la sacristía, renacentista. El Cristo de la Salud, antiguo titular de su capilla, es ya manierista, de principios del s. XVII.

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