Qué ver en Salomo
Salomó ocupa el sector nordeste del Tarragonés. Linda con el Alt Camp en el oeste y con el Baix Penedès al este. Se encuentra justo en el centro del triángulo entre las ciudades de Tarragona, Valls y el Vendrell, a una distancia de unos 20 Km. de cada una.
A pesar de la proximidad de Salomó con la costa, 12 Km de Torredembarra y de Tamarit, es un municipio montañoso con una superficie de 12´44 Km², formado por un solo núcleo de población, a 163 m de altitud. El relieve es irregular, configurado por las estribaciones orográficas del Bloc del Gaià, la Tossa Grossa de Montferri, la Roca Roja y la Serra Alta.
El río Gaià, que hace de límite con Vilabella, constituye el eje de la red hidrográfica de toda la zona.
El pueblo, rodeado de montañas y colinas por todas partes, se encuentra en la depresión "com en el fons d´un gran perol", según las palabras de Emili Morera, geógrafo e historiador.
El término fue poblado en la prehistoria como lo demuestran los importantes vestigios de la Cueva Fonda, con restos de materiales del Neolítico y de los primeros metales, que se remontan al tercer milenio antes de Cristo.
Los documentos escritos más antiguos constan de finales del siglo X y principios del s. XI, en los cuales Salomó forma parte del término de Castellví de la Marca.
En el año 1214, Guillema de Castellvell donaba el honor de Salomó al priorato de Santa Maria de Banyeres, que ejerció la señoría hasta las desamortizaciones del siglo XIX, compartida con la casa de Copons ya en el siglo XVI. El monasterio de Santes Creus, por otro lado, señoreaba los lugares de la Polla-rossa y de las Solanes, actualmente integrados en el municipio de Salomó.
En los siglos XII y XIV, los reyes Jaume I y Joan I pusieron la villa bajo su protección.
Durante la Guerra del Francés, fue el acuartelamiento de tropas de resistencia y, más tarde, durante las guerras carlistas, se manifestó partidario de los carlistas, siendo escenario de luchas entre ambas fuerzas durante la Tercera Guerra.
A finales del siglo XIX, Salomó se vio afectado por una epidemia de cólera y por la plaga de la filoxera que eliminó las viñas catalanas. Ambos desastres hicieron descender la población, parcialmente compensada por la presencia del ferrocarril.
Entre los años 1880-1882 se construyó la vía férrea, la cual contribuyó en reactivar la economía del pueblo y facilitar la comercialización de su producción.
