Qué ver en Berlanga De Duero

Su nombre procede de la Augusta Valeránica romana que recibió en nombre del emperador Valerio, cuando la villa fue colonia romana. Berlanga empezó a adquirir importancia por la excelente posición estratégica de su castillo (recordemos que está en un tajo del río Escalote y que éste desemboca muy cerca en el río Duero). Esta codiciada fortaleza fue ocupada sucesivamente por árabes y cristianos. Reconquistada y repoblada por el rey de Aragón Alfonso I el Batallador, pasó más tarde a ser villa castellana cuando Alfonso VI la donó al Cid Campeador en el año 1080, por juro de heredad.


El siglo XII es el de mayor esplendor para Berlanga. Su primer señor conocido fue Fortún Azenárez, en 1130. Fue feudo familiar de la familia Tovar, elevándose a la categoría de marquesado de Berlanga (Carlos I en 1529) vinculándose más tarde a los Fernández de Velasco, duques de Frías, lo que atrajo a otras familias nobles, que se asentaron en esta villa.


Después de la Reconquista medró poco, pues apenas intervino en las luchas aragonesas, y ni el número de sus vecinos judíos, fiel balanza del medro de los pueblo, pasaba en el siglo XIII de cien familias.


La familia Tovar o sus descendientes la engrandecieron, mandaron construir la Colegiata, edificaron su propia residencia, rehicieron los restos del emblemático castillo, fundaron un monasterio, un hospital, alzaron el rollo o picota a la entrada para indicar de quién era la villa.


Así, el Castillo se fundó en el siglo XV, el palacio alojó huéspedes ilustres como fueron los hijos de Francisco I de Francia, al rey Felipe V y a su tercera esposa, Isabel de Valois. Quien no quiso hospedarse en este palacio fue el duque de Gandía, San Francisco de Borja, que huyendo del boato palaciego pidió cobijo entre los humildes, en el hospital de enfermos y peregrinos, que en el siglo XVI fundaron los marqueses de Berlanga. En 1526 fundaron la colegiata "digna de la capital de un reino". En esta colegiata se reunieron las diez parroquias que existían en Berlanga con un numeroso clero. Además de guardar los restos del primer marqués de Berlanga, también conserva el sarcófago de Fray Tomás de Berlanga. Y de aquella época son todos los restos que el visitante puede contemplar.