Qué ver en El Espinar

El municipio de El Espinar pertenece a la provincia de Segovia, disfruta de una excelente situación, al estar muy cerca de Madrid, (en plena sierra de Guadarrama), Ávila, Valladolid o Segovia.

La Villa de El Espinar es un profundo y extenso valle situado en la vertiente norte de la sierra que los árabes llamaron "aguas ramas". El Espinar linda geográficamente con los términos municipales de: Guadarrama, Los Molinos, Cercedilla y Santa María de la Alameda en la provincia de Madrid; Peguerinos y Navas del Marqués en la provincia de Ávila; y con la Granja de San Ildefonso, Navas de Riofrío, Ortigosa del Monte, Otero de Herreros, Vegas de Matute y Navas de San Antonio en Segovia, entre otros, en total linda con 13 municipios, ello da una idea de la extensión de la Villa con un perímetro de 72 kilómetros.

Su accidentado relieve produce bellos y numerosos collados, valles y desfiladeros por donde corren otros tantos regatos y arroyos. De la belleza de su paisaje hablan las de 10 000 hectáreas de pinares, prácticamente la
mitad de la extensión de la villa.

Son muy buenas sus comunicaciones con el entorno, por carretera (atraviesan la N-VI, la N-603 y la A-6) y por ferrocarril mediante una estación y tres apeaderos en la línea Madrid-Segovia.

Son tres los núcleos de población importantes: El propio de El Espinar, San Rafael y La Estación, aunque también merece nombrar la gran urbanización de Los Ángeles de San Rafael y los pequeños barrios de Gudillos y Prados. Los tres núcleos se comunican por medio de un servicio municipal de autobús con itinerario circular y variados
horarios con el siguiente recorrido El Espinar-San Rafael-La Estación-San Rafael-El Espinar.

Históricamente queda reflejado en La Carta Puebla otorgada por la Ciudad de Segovia, en 1.297, que es el documento fundacional que sirve para unir y vertebrar socialmente a los pobladores diseminados por el valle, en tomo a varias ermitas; sin embargo, diversos restos arqueológicos y arquitectónicos dan fe de vida organizada en siglos anteriores, en concreto, durante las épocas romana, visigoda y árabe.

El legado arquitectónico más antiguo que se conserva -posiblemente del siglo XIII-, es la ermita de Nuestra Señora de La Losa.
También de este siglo, existen restos de un palacio de caza, que las crónicas atribuyen su propiedad histórica al monarca Juan II.

En los siglos XIV y XV, tras el éxito de repoblación propiciado por la citada Carta Puebla, que se traduce en un notable esplendor demográfico y económico, el Concejo de El Espinar asienta su economía sobre la riqueza de sus montes y dehesas, y también sobre su ubicación estratégica en la Trashumancia: madera, leña, ganado vacuno, lana merina e industria carretera y otra de elaboración y tintado de paños.

Esta pujanza económica permite al Concejo, en el año 1.626, la compra al rey Felipe IV del Título de Villa, y la consiguiente separación de la Ciudad de Segovia.

El Catastro de Ensenada refleja que en el siglo XVIII existían 412 vecinos, una iglesia parroquial, dos conventos, catorce iglesias y ermitas, cuatro esquileos, cinco caseríos, treinta y cinco palacios o casas solariegas, 527 casas, diecisiete molinos, tres mesones, cuatro ventas...

A finales del siglo XVIII, una vez consolidado el paso de la Sierra del Guadarrama por el Alto del León, se construye la primera Fonda de San Rafael; un siglo después, a partir de 1.897, esta población se convierte en pocos años en el primer núcleo turístico de la Sierra del Guadarrama.

A lo largo de todo el siglo XX, el municipio de El Espinar ha sabido conjugar sus tradicionales trabajos históricos del monte y el campo (madera y ganado vacuno), con una nueva industria de servicios, fruto de un desarrollo turístico permanente, cimentado cada vez más por sus extraordinarias condiciones naturales: altitud, pureza de aire y agua, vegetación, suavidad del clima estival... También, sobre unas buenas comunicaciones y previsores proyectos urbanísticos y de infraestructuras.

Para el viajero que se acerque a este bello municipio le resultará muy interesante dar un breve paseo por los monumentos de El Espinar, destacando La Iglesia de San Eutropio, El Palacio del Esquileo, El Convento de Santa
Isabel, La Ermita del Cristo del Caloco y La Ermita de la Virgen de la Soledad.

Por su enclave, El Espinar ofrece al viajero posibilidades de realizar actividades deportivas en permanente contacto con la naturaleza por medio de varias rutas sencillas pero muy bellas, con un entorno de vegetación entre
pinos silvestres, matorrales y robles con una fauna amplia formada por corzos, jabalís, ardillas, salamandras y variedad de pájaros.

El Espinar está considerado como un magnífico lugar residencial, junto con Los Ángeles de San Rafael; además cuenta con hoteles y restaurantes de calidad suficiente como para acoger a los visitantes y queden satisfechos de
su estancia en la villa.